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"Entre Sombras y Susurros: Desvelando la Conspiración en el Reino Espiritual"
"Hermanos, en este día, he sentido la profunda inspiración de compartir con ustedes un mensaje que va más allá de las palabras ordinarias. Soy Alexis Rivero, y hoy les traigo 'Entre Sombras y Susurros: Desvelando la Conspiración en el Reino Espiritual'. Estamos a punto de sumergirnos en un viaje espiritual que no solo fortalecerá nuestra fe, sino que nos llevará a elevar nuestra conciencia espiritual a nuevos niveles.
**Filipenses 4:6-7 (NVI):** "No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús."
En la penumbra invisible que envuelve nuestros días, los susurros siniestros de entidades indescifrables se entrelazan con el tejido mismo del tiempo. Cada instante, un campo de batalla etéreo donde sombras voraces acechan, ansiosas por despojarnos de nuestra esencia. La oscuridad, como un manto inescrutable, se cierne sobre la fragilidad de nuestra existencia, tejiendo intrincadas telarañas de incertidumbre y temor.
**Isaías 41:10 (NVI):** "Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa."
En este reino espiritual, la lucha es constante, donde nuestros pensamientos son el campo de batalla y la fortaleza interna es la última defensa contra la vorágine de fuerzas que conspiran para quebrantar nuestra voluntad.
**Salmo 23:4 (NVI):** "Aunque camine por valles tenebrosos, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento."
En la vastedad de nuestra realidad, una secta oscura se consagra incansablemente al servicio de su amo, la antigua serpiente. Esta entidad les confiere empoderamiento a través de su veneno letal, y estos adeptos se despliegan como agentes esparciendo sus corrosivos efectos por todo el tejido de la sociedad. Imaginen un árbol envuelto en una nube oscura, cuyas ramas se extienden por cada rincón del orbe, desde los más jóvenes hasta los más ancianos.
**Efesios 5:11 (NVI):** "No participen en las obras infructuosas de la oscuridad, más bien, descubran cuáles son las obras de la luz."
Este árbol siniestro despliega sus ramificaciones venenosas en diversos aspectos de nuestras vidas, desde las expresiones artísticas hasta las interacciones en redes sociales, desde las producciones cinematográficas hasta los momentos cotidianos de alimentación y descanso. La conspiración se infiltra en instituciones educativas, lugares de trabajo y hasta en nuestras propias casas.
**Juan 8:12 (NVI):** "Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."
Es un árbol cuyos frutos envenenados se manifiestan en sacrificios de perdición, donde las misas negras ofrecen la perversidad como forma de arte, la pornografía como consumible y las drogas como instrumento de destrucción.
**Efesios 6:13 (NVI):** "Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza."
En esta oscura asamblea, se reúnen en la penumbra, bajo el pretexto de la medicina, la psicología, y la literatura, trazando planes para minar la esencia humana, empujándola hacia una existencia llena de desdicha y desprovista de fe. Pero hay algo crucial que debemos comprender: estos tentáculos del mal no pueden penetrar en nuestras vidas sin nuestro consentimiento. Ni siquiera la intervención divina puede manifestarse sin nuestra voluntad.
**1 Corintios 10:13 (NVI):** "No ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir."
Así, nos encontramos en una encrucijada donde cada uno de nosotros ha abierto de par en par las puertas y ventanas de nuestras almas, dándole la bienvenida al mal que, de este modo, ata las manos incluso a la divinidad, dejándola inmovilizada para defendernos contra el dragón cuyo hijo acecha en el aire que respiramos.
**Salmo 119:105 (NVI):** "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino."
Al encender la televisión, desbloquear nuestros celulares, sintonizar la radio o leer las noticias, nos sumergimos en una cultura saturada de muerte entre líneas ocultas. Aunque creamos que esta oscuridad está al otro lado de la pantalla o en un parlante, estamos permitiendo que las gotas de veneno de la serpiente antigua ingresen en nuestro cuerpo, oscureciendo gradualmente nuestro espíritu.
**1 Tesalonicenses 5:21-22 (NVI):** "Examinenlo todo con cuidado, aférrense a lo bueno. Eviten toda forma de mal."
Nos enfrentamos cara a cara con el dragón, cuyos ojos se clavan en los nuestros, apagando la lámpara de vida que ilumina nuestra existencia. Este oscurecimiento progresivo nos expone a los tormentos de sus súbditos, quienes clavan en nuestros corazones la espada de la condena eterna.
**Juan 1:5 (NVI):** "La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla."
La televisión, los celulares, la radio, las noticias, los diarios; todo actúa como portador de esta cultura mortífera, y aunque creamos que está más allá de la pantalla o en un parlante, al escucharlo, leerlo, estamos permitiendo que las gotas de veneno de la serpiente antigua entren en nuestro cuerpo, oscureciendo poco a poco nuestro espíritu, dejándonos cara a cara con el dragón, quien nos mira fijamente a los ojos que son nuestra lámpara de vida y los oscurece para finalmente atormentarnos sus súbditos y clavar en nuestro corazón la espada de condena eterna.
**Romanos 12:2 (NVI):** "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta."
Este oscurecimiento progresivo nos expone a los tormentos de sus súbditos, quienes clavan en nuestros corazones la espada de la condena eterna. Pero hay esperanza, queridos hermanos. La solución yace en la oración constante al Espíritu Santo, implorándole que nos libere del veneno que hemos permitido entrar en nosotros. Que disipe la oscuridad de nuestra alma y encienda nuevamente la lámpara de vida.
**Salmo 51:10 (NVI):** "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu."
Sin embargo, al encenderla, debemos cerrar de manera categórica todas las puertas y ventanas que hemos abierto al maligno. Aunque parezca que nuestra vida se vuelve monótona al alejarnos de todo lo que nos ofrece el mundo, es precisamente eso lo que el demonio desea que sintamos, para que dejemos, aunque sea una simple ranura de paso, por donde él pueda volver a entrar y, con compañeros aún más perniciosos, causarnos más daño que antes.
**Santiago 4:7-8 (NVI):** "Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Vénganse cerca de Dios, y él se acercará a ustedes."
Así que, hermanos, luchemos incansablemente, porque el diablo está como león rugiendo detrás de nosotros. No demos tregua, pues el descanso vendrá cuando Cristo nos llame. Mientras estemos aquí, nos encontramos en una batalla espiritual que pocos ven, pero que muchos sienten.
**Efesios 6:18 (NVI):** "Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y oren siempre por todos los santos."
Que estas palabras sirvan como un llamado a la reflexión y a la acción. Que nos inspiren a fortalecer nuestra conexión con la divinidad, a resistir las artimañas del mal y a caminar en la luz de la verdad. Juntos, hermanos, podemos enfrentar esta batalla espiritual y alcanzar la victoria que nos espera en la eternidad. ¡Que la paz y la gracia de nuestro Señor Jesucristo estén con ustedes siempre!"
"Atentamente, les saluda Alexis Rivero. Deseo que comprendan la ferocidad de la lucha que enfrentamos más allá de la carne. Que este mensaje inspire fortaleza en sus corazones. Con aprecio, Alexis Rivero."
Descripción del video de YouTube.
"Entre Sombras y Susurros: Desvelando la Conspiración en el Reino Espiritual" es una obra audiovisual cautivadora que sumerge al espectador en una intrigante travesía a través de la penumbra invisible que enmaraña nuestros días. En este relato cinematográfico, los susurros siniestros de entidades indescifrables entrelazan susurros inquietantes con el tejido mismo del tiempo, creando un campo de batalla etéreo donde sombras voraces acechan en cada instante, ansiosas por despojarnos de nuestra esencia.
La oscuridad se erige como un manto inescrutable que se cierne sobre la fragilidad de nuestra existencia, tejiendo intrincadas telarañas de incertidumbre y temor. Este reino espiritual se presenta como un escenario constante de lucha, donde nuestros pensamientos se convierten en el campo de batalla y la fortaleza interna en la última defensa contra las fuerzas conspiradoras que amenazan con quebrantar nuestra voluntad.
En la vastedad de nuestra realidad, emerge una secta oscura consagrada al servicio de su amo, la antigua serpiente. Esta entidad les confiere empoderamiento a través de un veneno letal, y sus adeptos se despliegan como agentes, esparciendo sus corrosivos efectos por todo el tejido social. Visualiza un árbol envuelto en una nube oscura, cuyas ramas se extienden por cada rincón del orbe, desde los más jóvenes hasta los más ancianos.
Este árbol siniestro despliega sus ramificaciones venenosas en diversos aspectos de nuestras vidas, desde las expresiones artísticas hasta las interacciones en redes sociales, desde las producciones cinematográficas hasta los momentos cotidianos de alimentación y descanso. La conspiración se infiltra en instituciones educativas, lugares de trabajo e incluso en nuestros propios hogares, revelándose como un árbol cuyos frutos envenenados se manifiestan en sacrificios de perdición, donde las misas negras ofrecen la perversidad como forma de arte, la pornografía como consumible y las drogas como instrumento de destrucción.
En esta oscura asamblea, los conspiradores se reúnen en la penumbra, bajo el pretexto de la medicina, la psicología y la literatura, trazando planes para minar la esencia humana y empujarla hacia una existencia llena de desdicha y desprovista de fe. Sin embargo, el relato destaca un punto crucial: estos tentáculos del mal no pueden penetrar en nuestras vidas sin nuestro consentimiento. Ni siquiera la intervención divina puede manifestarse sin nuestra voluntad.
Nos encontramos, por tanto, en una encrucijada donde cada uno de nosotros ha abierto de par en par las puertas y ventanas de nuestras almas, dando la bienvenida al mal que, de este modo, ata las manos incluso a la divinidad, dejándola inmovilizada para defendernos contra el dragón cuyo hijo acecha en el aire que respiramos.
Al encender la televisión, desbloquear nuestros celulares, sintonizar la radio o leer las noticias, nos sumergimos en una cultura saturada de muerte entre líneas ocultas. Aunque creemos que esta oscuridad está al otro lado de la pantalla o en un parlante, estamos permitiendo que las gotas de veneno de la serpiente antigua ingresen en nuestro cuerpo, oscureciendo gradualmente nuestro espíritu. Nos enfrentamos cara a cara con el dragón, cuyos ojos se clavan en los nuestros, apagando la lámpara de vida que ilumina nuestra existencia. Este oscurecimiento progresivo nos expone a los tormentos de sus súbditos, quienes clavan en nuestros corazones la espada de la condena eterna.
La televisión, los celulares, la radio, las noticias, los diarios; todo actúa como portador de esta cultura mortífera, y aunque creamos que está más allá de la pantalla o en un parlante, al escucharlo, leerlo, estamos permitiendo que las gotas de veneno de la serpiente antigua entren en nuestro cuerpo, oscureciendo poco a poco nuestro espíritu, dejándonos cara a cara con el dragón, quien nos mira fijamente a los ojos que son nuestra lámpara de vida y los oscurece para finalmente atormentarnos sus súbditos y clavar en nuestro corazón la espada de condena eterna, que nos irá consumiendo poco a poco, atormentándonos la vida de una manera u otra hasta que se nos apagan las ganas de existir, en donde muchos desean hallar la muerte y no la encuentran, y al encontrarla se enfrentan con la realidad de quedar eternamente condenados a vivir en el infierno que muchos niegan.
Pero hay esperanza, queridos hermanos. La solución yace en la oración constante al Espíritu Santo, implorándole que nos libere del veneno que hemos permitido entrar en nosotros. Que disipe la oscuridad de nuestra alma y encienda nuevamente la lámpara de vida. Sin embargo, al encenderla, debemos cerrar de manera categórica todas las puertas y ventanas que hemos abierto al maligno. Aunque parezca que nuestra vida se vuelve monótona al alejarnos de todo lo que nos ofrece el mundo, es precisamente eso lo que el demonio desea que sintamos, para que dejemos, aunque sea una simple ranura de paso, por donde él pueda volver a entrar y, con compañeros aún más perniciosos, causarnos más daño que antes.
Así que, hermanos, luchemos incansablemente, porque el diablo está como león rugiendo detrás de nosotros. No demos tregua, pues el descanso vendrá cuando Cristo nos llame. Mientras estemos aquí, nos encontramos en una batalla espiritual que pocos ven, pero que muchos sienten.